El sempiterno animador del Festival de la Canción de Viña del Mar, hijo de padres croatas e italiano vivió desde niño hasta los veinte años, en el sector poniente de Vivaceta frente al Hipódromo Chile.
Creció entre “las patas de los caballos” dado que, su padre era trotador de caballos. Durante su residencia en la calle Coronel Alvarado 2150 aprendió sobre el mundo de los pingos, entre guaneros y jinetes, siendo estas vivencias una marca a fuego que hasta el día de hoy lo hacen un amante y aficionado a la hípica de la mítica “arena del Chile”.