LA FONDA DEL ARENAL Y LA PETA BASAURE DE MARURI

sabiasque

Los terrenos de la Chimba  en la Cañadilla, fueron desde sus orígenes conocidos por sus ambientes festivos en donde la zamba cueca, la dama Juana y los chupes de guatita, eran los reyes de la fiesta. Allí, desde la colonia existieron recintos en que sus habitantes estaban prestos a sacar el pañuelo blanco y danzar en torno a un fogón, una guitarra y una cantora, al ritmo del tamboreo.

Ese fue el caso particular de la “Fonda del Arenal” localizada en la intersección de las calles de Lastra y Maruri o Marul como  le llamaba el pueblo. De dichos recintos dan cuenta varias tonadas, que en su letra hacían mención a ellas, como es la  cueca recopilada por Samuel Claro, que citamos a continuación:

 Las fondas del Arenal
Mostraron la Independencia
Como una obra de arte
Y Lumbrera de la ciencia
Viva Santiago de Chile
La Bandera nacional
Y en el barrio de la Chimba
Las fondas del Arenal.

Esta fonda fue particularmente famosa durante la época de la Guerra del Pacifico, más aun la persona de la «Peta Basaure», su controvertida regenta, que tan bien  describen tanto Maximiliano Salinas en su libro “Vamos remoliendo mi alma”  como los estudios de Antonio Acevedo Hernández:

«Era una mujer celebre en los fastos de la alegría popular. Su fonda situada en la esquina norponiente de las calles anchas de Maruri, o Marul como le denominaba el pueblo, y la de Lastra…Tenia una puerta muy ancha, en la entrada sobre Maruri. Su regenta, la Peta, era por los años de la Guerra del Pacifico, una mujer de unos 40 años. Alta, robusta, pelinegra, ojos oscuros grandes y picarones; gran  bailadora de cueca y resbalosa. Que tenía la facultad de dar un beso con tanta presteza como daba un tajo con el puñal.”

La fonda, no solo era reconocida como una de las mejores de Santiago, sino también, porque su dueña generaba las más ácidas críticas debido a que, se decía que ella también era célebre por sus orgías y por el desborde de energía salvaje. Según Acevedo Hernández, esta inigualable señora, gozaba de la animadversión de las mujeres de clase alta y ya había sido excomulgada, varias veces.

la fuente de juventud,«El Arenal» es, señores,
la fonda más reputa . . . da,
donde no entra la virtud.
Y cuando sus puertas abre
una risa a todos gana
porque empieza la jarana
donde la Peta Basaure.
¡Bolos, billares y niñas!
¡Rayuela y riñas de gallos!
¡Ricos mostos de las viñas
de San Javier y San Carlos!»
 

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