Tras un largo e inédito proceso de consulta y reflexión con agentes culturales de las diversas áreas y todos los rincones el país, la nueva institucionalidad encargada de velar por las culturas, las artes y el patrimonio de Chile ya es una realidad. Hoy, jueves 1 de marzo de 2018, entra en vigencia el Decreto con Fuerza de Ley (DFL), publicado ayer en el Diario Oficial, que fija las plantas de personal de las Subsecretarías en su nueva relación con el Estado.
El nuevo Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio es la culminación de un proceso de institucionalidad cultural que tiene larga data. La creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), bajo el gobierno de Ricardo Lagos Escobar, el año 2003, fue sin duda un paso significativo. Pero con los años se convirtió en una estructura insuficiente, entre otras razones, “porque existen instituciones culturales que funcionan sin una estructura coordinada en lo regional y nacional”, según señaló el actual ministro de Cultura Ernesto Ottone.
En mayo de 2011, tras asumir la presidencia Sebastián Piñera, se anunció la propuesta de ley para la creación de un Ministerio de Cultura y Patrimonio, buscando con ello terminar con la dispersión y unificar en un solo organismo el CNCA, la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) y el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). El 6 de mayo de 2013, ingresaba a la Cámara de Diputados el proyecto de ley que creaba dicho Ministerio, para su tramitación.
En 2016, bajo el mandato de la presidenta Michelle Bachelet, se revisó la iniciativa y se planteó la elaboración de una Indicación Sustitutiva al proyecto presentado, que contempló la participación ciudadana y de agentes de las artes, las culturas y el patrimonio en su elaboración. En este sentido, se realizó un inédito proceso de Consulta Indígena en el que participaron los nueve pueblos originarios preexistentes en el país y el pueblo tribal afrodescendiente de la región de Arica y Parinacota.
El resultado principal de la Consulta determinó que el nombre del proyecto fuera “Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio”, como un reconocimiento explícito a la diversidad que caracteriza a Chile. El resto de bases que sostendrían la nueva institucionalidad se fueron construyendo a través de mesas y convenciones con artistas, cultores, representantes de instituciones culturales, academias, gremios y sindicatos a lo largo de todo el país.
Este Ministerio es la primera Secretaría de Estado no domiciliada en la capital, sino en Valparaíso donde se agrupará en una sola entidad al CNCA, Dibam y CMN, con el fin de crear una dinámica ágil y eficiente. Bajo este paraguas existirán dos subsecretarías: de la Cultura y las Artes y del Patrimonio Cultural, además de seremías y direcciones Regionales del Patrimonio en las 15 regiones del país “como un gesto explícito a la descentralización de la reflexión, el diálogo y la participación en torno a nuestras políticas públicas, en un contexto que hemos definido como histórico para Chile”, según palabras del ministro Ottone.