ORQUESTA CLÁSICA Y CORO USACH TRAEN EL RÉQUIEM DE MOZART A INDEPENDENCIA

Como parte de su programa de itinerancia por la Región Metropolitana, la agrupación de 36 músicos dirigida por Nicolas Rauss más un coro de 70 intérpretes, se presentan el próximo 17 de abril, a las 19:30 horas, en la Iglesia Niño Jesús de Praga de Independencia, con un repertorio estelar que incluye la última y una de las más aplaudidas obras del músico austríaco.

 

Por Denisse Espinoza

Ni siquiera en su lecho de muerte, Wolfgang Amadeus Mozart dejó de trabajar. Era octubre de 1791 y el que fuese alguna vez un prodigioso niño músico, estaba ahora postrado en cama: sufría de dolores, hinchazón y vómitos, pero seguía componiendo como lo hizo toda la vida. Por esos días preparaba los ensayos para la ópera “La flauta mágica”, escribía un concierto en La menor para clarinete y recibía un encargo particular: un desconocido, que rehusó identificarse, se presentó en su casa y le dio un cuantioso adelanto para que comenzara la creación de un Réquiem.

Afectado por su propia enfermedad, Mozart llegó a obsesionarse con la composición de la pieza presintiendo que ésta acabaría tocándose en su propio funeral. No se equivocó. El 10 de diciembre de 1971 sonaron los primeros acordes del “Réquiem” en la misa en memoria del fallecido músico, que ni siquiera logró terminar la obra. Dando indicaciones desde su cama, la pieza fue terminada por su discípulo, el músico Franz Xaver Süssmayr.

Convertida en una de las obras más populares de su repertorio y en una de las más complejas de interpretar, el próximo 17 de abril, a las 19:30 horas, 33 músicos de Orquesta Clásica dirigida por Nicolas Rauss y el Coro Usach compuesto por 70 cantantes interpretarán el afamado Réquiem de Mozart en la Iglesia Niño Jesús de Praga de Independencia. Esta es la tercera vez que se presentan en ese mismo templo bajo el proyecto de “Apoyo a Orquestas Profesionales” financiado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, con el objetivo de acercar la música docta al público masivo y que este año tendrá al elenco Usach presentándose en comunas como Conchalí y Puente Alto por primera vez.

Para el director artístico Nicolas Rauss, el “Réquiem” de Mozart es simplemente excepcional. “Musicalmente es de una redondez increíble. Mozart es un músico clásico, pero esa pieza tiene un estilo romántico incipiente, con una naturalidad y fuerza expresiva sobresaliente. Está claro que terminó de ser compuesta con indicaciones suyas, porque realmente tiene pasajes de genio”, dice el músico. “No siempre presentamos obras tan famosas, y ésta fue una petición especial del Coro, ellos querían interpretarla”, agrega.

Andrés Bahamondes, director musical del Coro Usach explica las razones. “Junto con la “Novena Sinfonía” de Beethoven o el “Mesías” de Haendel, el “Réquiem” de Mozart es una de las piezas más interpretadas y apreciadas por los coros. Hace siete años que el Coro no la interpretaba y teníamos ganas de volver a este clásico que es súper desafiante para nosotros”, dice el músico, quien comenzó los ensayos en diciembre pasado. “Físicamente es muy exigente de cantar, pero cuando se domina, la interpretación se vuelve más intensa y emocional, eso es lo que buscamos”, agrega Bahamondes. Además, el concierto contará con la presencia de los intérpretes invitados: la soprano Claudia Pereira, la mezzo Claudia Godoy, el tenor Brayan Ávila y Nicolás Suazo en bajo.

El Coro Usach se caracteriza por ser semiprofesional: de los 70 integrantes, 18 son profesionales contratados y el resto son cantantes amateur de gran talento. “La mayoría tiene mucha experiencia y la rotación es baja, hacemos audiciones a principio de año, este año recibimos 10 nuevos intérpretes”, cuenta el director, Andrés Bahamondes.

Un coterráneo telonero

El concierto en la Iglesia Niño Jesús de Praga de Independencia abre con una pieza de Anton Bruckner (1824-1896), otro compositor austríaco, posterior a Mozart, y que se caracterizó por ser un gran creador de melodías religiosas como misas, motetes y obras corales sacras. Devoto católico y con una personalidad atormentada -sufrió toda su vida de profundas depresiones- Bruckner fue un compositor comprometido, que recibió al fin el elogio por su obra a partir de 1884, luego del estreno de su “Séptima Sinfonía” en Leipzeig.

El Coro Usach interpretará a capella la pieza “Christus factus est”, compuesta justamente en su año de consagración. Breve, pero intensa como sus composiciones más largas, la obra sirve como puerta de entrada a la profundidad del “Réquiem”. “Soy un ferviente seguidor de Bruckner. Cuando lo escucho no puedo hacer nada más, es un música que camina con cierta lentitud, tiene una bellísima escritura coral y una introspección que va desde dentro hacia lo más original de uno mismo”, cuenta Nicolás Rauss, quien dirigirá al Coro. “Efectivamente él era bipolar y se refleja en su música donde hay grandes entusiasmos, luces e inmediatamente después; la depresión total. Eso es Bruckner”, concluye.

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