RECORRIDO PATRIMONIAL RESCATA OBRAS DE PEDRO SUBERCASEAUX, EL PINTOR DE LA HISTORIA DE CHILE

La parroquia Santa Teresita del Niño Jesús ha tenido un importante rol social y educativo, al que hoy se suma la existencia de dos óleos de gran valor patrimonial, pintados por el célebre ilustrador de la historia y costumbres nacionales, Pedro Subercaseaux. Su arte también destaca por los retratos de santos, además de ser reconocido como el autor de la primera tira cómica nacional publicada en la revista Zig Zag. En el marco del Mes del Patrimonio, el próximo sábado 18 de mayo, a las 16 hrs., se abrirán las puertas de la iglesia, ubicada en la actual población Chorrillos, para realizar un recorrido por sus 90 años de historia, y comenzar la recaudación de fondos para la restauración de las obras, dañadas por los años y las lluvias.

Parroquia Santa Teresita – Fotografía:Loreto Vergara Gálvez

De color rosa desgastado, las paredes de la parroquia Santa Teresita del Niño Jesús contienen historia. Una que habla de credo, espiritualidad y servicio a la comunidad, y otra más desconocida, que nos habla del patrimonio artístico de Chile.

Dos óleos de Fray Pedro Subercaseaux, uno de los fundadores de la Orden Benedictina en nuestro país, se sitúan en los altares laterales de la iglesia en forma de cruz, justo antes del altar central, esculpido en piedra. El que está sobre el sagrario, representa a Cristo cobijando bajo su manto una familia obrera, y el otro a Jesús trabajando con su padre, San José, en el hogar de Nazaret.

Juan Luis Tapia en el altar de San José.

“Fue el año pasado cuando el diácono, Pedro Valenzuela, inició una campaña porque se estaban lloviendo las pinturas”, relata Juan Luis Tapia, historiógrafo, agente pastoral, y “amigo” de la Orden de los Siervos de María, a la que pertenece la iglesia. Las obras, datadas en 1939, ostentan claramente la firma de Subercaseaux, pero aún así, pasaban desapercibidas.

Marcelo Henríquez, párroco de Santa Teresita, le encomendó la labor a Tapia de conseguir financiamiento para su restauración, y “lo primero que había que hacer, era tener certeza de la autenticidad de las obras”, comenta. Fue así como se encomendó a las bendiciones de Santa Teresita de Lisieux, patrona del templo y, buscó apoyo en la Corporación de Cultura de Independencia, a través de su área de patrimonio, para dar inicio a la misión.

Verónica Griffins Barros, sobrina nieta e investigadora experta en la vida y obra del artista, fue la primera en confirmar “con toda seguridad que son obra de Pedro Subercaseaux”, según detalla la carta firmada de su puño y letra.  También lo han hecho Luz María Williamson, reconocida artista visual y curadora de arte, que estuvo a cargo del catálogo de “Patrimonio artístico” de la Universidad Católica, y Benito Rodríguez, abad del Monasterio Benedictino de Las Condes, explica Tapia.

Paralelamente, el historiógrafo encontraba en la Biblioteca Nacional la evidencia histórica necesaria: un cuadernillo escrito, en 1945, por Eladio Vicuña Aránguiz, en el que da cuenta a los feligreses de los logros espirituales y materiales de la primera década de su gestión como párroco de Santa Teresita.

El pintor de la historia de Chile

Batalla de Maipú
Pedro Subercaseaux
Óleo sobre tela, 1904
Museo Histórico Nacional

Nacido en Roma, en 1880, Pedro, fue el mayor de los hijos de Ramón Suercaseaux Vicuña y Amalia Errázuriz Urmeneta. Conoció la pintura a través de su padre, político, diplomático y artista autodidacta. De joven, viviendo en París, se volcó en su aprendizaje, asistiendo a talleres de arte y exposiciones, relacionándose con artistas destacados. Pero no fue sino hasta un tiempo después, en una peregrinación a Tierra Santa, “cuando comenzó a sentir como pintor”, relata Verónica Griffins en uno de los catálogos de su obra.

En 1902 regresa a Chile, y un año después comienza a participar de los Salones de Arte, que se celebraban en la Quinta Normal. Allí fue galardonado hasta 1907, todos los años consecutivos, en su mayoría por obras de temas costumbristas y de paisajes chilenos.

Sin embargo, fue a través de la pintura histórica como Subercaseaux alcanzó la celebridad en Chile y en el resto de América. Su afición por los períodos de La Conquista y La Independencia, lo llevó a hacer minuciosos detalles de armas, uniformes, arreos y banderas,  que actualmente lucen en el Museo de Bellas Artes y Museo Histórico Nacional, así como en la Comandancia en Jefe y Academia de Guerra del Ejército.

Von Pilsener y su perro, Dudelsackpfeife

Pero, además de ser conocido como “el pintor de la historia de Chile”, a Pedro Subercaseaux se le reconoce por ser el autor, bajo el seudónimo Lustig, de la primera tira cómica nacional publicada en la revista Zig Zag. Titulada “Un alemán en Chile”, las aventuras de su protagonista, Federico Von Pilsener -quien siempre iba acompañado por su perro, de nombre impronunciable- respondían al deseo de hacer una crítica humorística de nuestros defectos como sociedad.

Otro episodio destacado de la vida del artista fue el encargo que recibió de la Santa Sede, en 1911, para pintar el rerrato oficial del Papa Pío X. Ese mismo año, en un viaje a Asís, comenzó su conocida serie de acuarelas sobre la vida de San Francisco, a la que le seguiría la vida de San Benito.

Tras divorciarse de su esposa Elvira Lyon, Pedro Subercaseaux entra a la comunidad benedictina, en Inglaterra, y ella a las Damas Catequistas de Loyola, en España. Él fue ordenado sacerdote en junio de 1927, en la Abadía de Solesmes, Le Mans, en Francia. En 1938 regresa a Chile, junto a un pequeño grupo de monjes fundadores de la Orden. Para reunir fondos, realiza una exposición y remate de acuarelas y dibujos, de su serie Historia Sagrada.

“10 años al servicio del pueblo”

En 1929 la construcción de la parroquia, ubicada en el antiguo barrio Las Hornillas -actual Chorrillos-, fue encargada por el Arzobispado de Santiago a Monseñor Raúl Munita, quien no pudo completar el pedido al ser trasladado al obispado de Ancud. Seis años después, el 3 de octubre de 1935, se fundaba la parroquia Santa Teresita y Eladio Vicuña se hacía cargo de ella.

Nave central en construcción Parroquia Santa Teresita. Fotografía Municipalidad de Independencia, concurso Patrimonial.

Cuando Monseñor Vicuña asumió, la nueva parroquia aún no tenía templo, ni casa parroquial, ni oficina. La misa se efectuaba en un pabellón.

En 1945, Transcurridos 10 años de su gestión, el sacerdote publica una memoria con los avances. Según sus palabras, era necesario que el templo “fuese lo más digno y artístico posible”. En las siguientes líneas detalla la autoría, localización y alegoría de los cuadros de Fray Pedro Subercaseaux; continuando con la de Teresita, su patrona, quien esparce pétalos de rosa a la tierra.

En relación al resto de quehaceres, “se compró íntegramente la manzana, para el desarrollo de las obras parroquiales y la escuela de mujeres”. Entonces, “la escuela estaba dotada de seis amplias salas de clases, un taller de trabajos manuales, baños con agua caliente, gran patio embaldosado, oficinas de administración y casas para el profesorado”, explica.

Posteriormente, su infraestructura, también acogió un teatro y sala de cine, de 1.500 butacas, que mediaba con la escuela de hombres que años más tarde llegó a ocupar el resto de la cuadra. Una cocina escolar daba desayuno y almuerzo a los alumnos, que incluso gozarían de una cancha deportiva; comodidades que fueron puestas al servicio de los vecinos del sector. Su escuela ahora es mixta.

Así mismo, “se instaló una gran matriz de agua potable desde Avenida Vivaceta, y se hicieron insistentes peticiones a las autoridades para la instalación de luz eléctrica y pavimentación de algunas calles, procurando mejorar un poco más el barrio, de suyo tan abandonado”, destacaría Vicuña en la publicación.

Con 90 años de historia, la parroquia -actualmente emplazada en calle Padre Faustino Gazziero, muy cerca del parque Mirador Viejo- sigue siendo reconocida por la labor social y educativa que impulsa la orden mendicante de los Servitas.

“Después de mi muerte, haré caer una lluvia de rosas”

La iglesia está bañada por una suave luz que penetra a través de 46 vitrales, llenos de emblemas. Sus lámparas y rejas son de fierro forjado, artísticamente trabajado. “Esta es la casa de Dios y la puerta del cielo”, reza el muro esculpido, tras su puerta principal.

Altar central parroquia Santa Teresita

Santa Teresita de Lisieux, acompañada de la Virgen y su hijo Jesucristo, sostiene un puñado de rosas, en la figura de madera policromada que se enarbola sobre el altar principal, apreciándose la leyenda «Quiero pasar mi cielo haciendo bien a la tierra».

Las rosas, eran su flor favorita, y son un símbolo de las gracias que prometió derramar sobre sus fieles después de su muerte, refiriéndose a los milagros por los que sería canonizada en 1925.

Fallecida en 1897, en el pueblo de Lisieux, Normandía, la religiosa fue una carmelita descalza francesa, proclamada Doctora de la Iglesia, por Juan Pablo II, durante las celebraciones del primer centenario de su muerte, convirtiéndose en la tercera mujer en recibir ese título.

Recorrido patrimonial

El arte, el barrio, la vida social alrededor de la iglesia, son buenos motivos para recorrer la parroquia de Santa Teresita, que alberga más tesoros que los que aquí se describen.

También es un buen momento para colaborar con la restauración de las obras del pintor Pedro Subercaseaux, pues ese día se dará inicio a la colecta que busca financiar el 20% de su valor. El 80% restante se postulará a través de diferentes fondos, tales como Fondart.

El recorrido estará a cargo del historiador y encargado de patrimonio de la corporación cultural de Independencia, Dante Figueroa, y de Juan Luis Tapia, el hombre a quien le encomendaron la tarea del rescate patrimonial, porque “independientemente de la religión, este es un patrimonio histórico”, concluye.

Coordenadas: Sábado 18/05 – 16 hrs. Parroquia Santa Teresita del Niño Jesús Av. Padre Faustino Gazziero 2770, Independencia. Actividad gratuita.
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