POBLACIÓN DÁVILA BAEZA

El conjunto se situaba en la antigua calle Centenario que cambió su nombre por Einstein en 1944

La Población Dávila Baeza tiene un pasado común con la Población Artesanos La Unión, pues está ubicada inmediatamente al poniente de esta última, siendo parte ambas del sector denominado Población Chacabuco, en las proximidades de la plaza homónima.

La Población Dávila Baeza fue iniciativa de la Sociedad Juan Miguel Dávila Baeza, asociación compuesta por personal de portería de bancos, oficinistas y vendedores de casas comerciales; cuya personalidad jurídica databa de 1916 y tenía como objeto el socorro mutuo de sus asociados, para “favorecer e impulsar su instrucción, moralidad y bienestar de sus afiliados”.

Plano del conjunto. Población Dávila Baeza y Artesanos La Unión
Fuente: Conservador de Bienes Raíces de Santiago

 

A fines de 1925, el diario El Mercurio consignaba que el directorio de la sociedad visitaría los terrenos donde en el futuro se construiría una población, en la calle Centenario (actual Av. Einstein). El 1 de octubre de 1926 se comenzó a construir, y sus trabajos culminaron el 31 de marzo de 1927. Acogidas a la Ley 308 de Habitaciones Baratas, fueron levantadas 80 casas. La Población Dávila Baeza fue oficialmente inaugurada el domingo 21 de noviembre de 1927.

Como una expresión del movimiento social conocido como “mutualismo”, la Población Dávila Baeza adquirió la condición de ejemplar en la historia de logros sociales primigenios de los trabajadores organizados chilenos. Este tipo de accionar colectivo, solidario y progresista, representó, a comienzos del siglo XX, una de las primeras formas de organización de la clase trabajadora urbana, en pos de defender sus intereses y mejorar sus condiciones de vida a través de la acción mancomunada.

Vista de viviendas por calle Einstein

La Población Dávila Baeza fue y sigue siendo en la actualidad un enclave muy valorado por sus residentes, que reconocen en él un lugar singular y privilegiado, constituyendo un ambiente que ofrece una buena calidad de vida a cada uno de ellos. Es un valor que, en la contingencia y gestión urbana contemporánea, con su amenaza de renovación y especulación desmedida, resulta cada vez más escaso, y provoca por ello admiración dado su estatus de experiencia pretérita ya descontinuada.

 

 

 

 

*Este texto ha sido editado de su original, publicado en el libro “Arquitectura patrimonial de Independencia, una mirada histórica y urbana desde el siglo XXI”, de la editorial Ocho Libros, disponible en todas las bibliotecas públicas de la Región Metropolitana.

Estudio realizado por Corporación de Cultura y Patrimonio de Independencia, a cargo de: Dante Figueroa, como historiador y encargado de patrimonio de la institución, y de los arquitectos de la Universidad de Chile, Alicia Campos, Patricio Duarte, Antonio Sahady y Macarena Cares. 

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