PERTENECER

Concurso de Fotografía y Relato Patrimonial

Primer lugar, categoría después del 2000

Autores: José y Belén Torreblanca 
Pertenecer, de José y Belén Torreblanca. Ganadores del primer lugar concurso fotografía y relato patrimonial, categoría después del 2000.

 “Estudie hija, para que pueda algún día salir de aquí”. Esas fueron las palabras de mi abuela al despedirme la mañana del 23 de agosto de 2010. De manera casi automática cerré la puerta de la casa, de mi casa de toda la vida.

Iba camino a la facultad y seguí el trayecto habitual por calle El Pino. Caminaba sin pensar más que en el frío que sentía en mis manos, pero me aguardaba cierta incomodidad que estaba ahí escondida y palpitante. Llegué a calle Comandante Canales, mi parte favorita del camino hacia el paradero de la micro. No sé si habrá sido el peso de mi bolso lleno de materiales para mi clase de taller, las zapatillas demasiado apretadas debido a la cantidad de calcetines que llevaba puesto o simplemente el dolor cervical que sentía por estar tantas horas inclinada sobre mi tablero el fin de semana, pero aquella incomodidad que sentí al salir de casa se acrecentó. Me detuve pensando por qué mi abuela me había dicho eso. Acomodando mi bolso contemplé el conjunto habitacional Comandante Canales y, como cada vez que pasaba por ahí, una diminuta ventana con dirección al poniente perteneciente a uno de los departamentos se robó mi atención. Es cierto que toda esa colección de departamentos tiene un encanto particular, sus colores, pequeñas escalas y los jardines interiores, pero esa ventanita ha sido mi perdición durante años. Detenida frente a ella busqué mi cámara e hice varias fotografías.

Alejándome del lente puse toda mi atención a la vida que de ella emanaba, sonidos de cocina, aromas de desayuno, cantos de una mujer invisible, y abstraída me quedé varios minutos inmóvil, respire profundo y guardé mi cámara. Sigo mi camino en dirección a avenida Eduardo Frei, con la mirada baja intentando pisar conscientemente cada hoja que veía en el piso, advierto una extraña sensación de injusticia con las palabras de la abuela. A lo lejos veo pasar la micro que debí tomar varios minutos antes si pretendía llegar a la hora a la facultad, corrí inútilmente y de mi bolso escapa mi estuche de lápices, antes de llegar a la avenida debo devolverme a buscarlo, y caminando en dirección contraria al agacharme a recogerlo, contemplo mi barrio. La calle Comandante Canales se ve interminable hacia el oriente, podría llegar a mi casa con los ojos cerrados, sigo en cuclillas apretando ese envoltorio de lápices fuerte con mi mano, escucho voces de niños en las casas cercanas  y el viento frío en mis sienes. No, no quiero estudiar y ser una arquitecta para irme de este lugar, pensé y poniéndome de pie para seguir mi camino sonreí. Sonreí porque entendí lo que significa pertenecer.

Esta obra está bajo una Licencia Creative CommonsAtribución-NoComercial-Compartir Igual 4.0 Internacional