LA CASA GRANDE

Concurso de Fotografía y Relato Patrimonial

Mención honrosa, categoría antes del 2000

Autora: Laura Castro Sapiains

La casa grande, de Laura Castro Sapiains. Mención honrosa, categoría antes del 2000.

Corrían los años 60 cuando mi padre, en ese entonces exitoso preparador del Hipódromo Chile, proveniente de una numerosa y reconocida familia hípica, compra a don Guillermo del Pedregal la casona ubicada en Av. Hipódromo Chile 1808, esquina Vallenar. Para la época, era muy llamativa pues su estructura de tres pisos y en esquina real, era muy imponente.

Nací en esa casa, donde viví con mis padres Fernando Castro, Eliana Sapiains y mi hermano Fernando durante, aproximadamente, cinco años. La Casa grande le llamábamos hasta hoy, pues tenia grandes lámparas de fierro forjado, vitrales en sus puertas y ventanas, un bello jardín con césped, el cual lo adornaban lindos y floridos árboles, la subida de un gran escala, de firme madera y barandas con unas bolas de igual material en cada descanso, la cual la bordeaba numerosas y pequeñas ventanas con vitraux. Al llegar al  segundo piso se encontraba cuatro habitaciones y un baño y un gran balcón desde donde mis padres colgaban una gigante bandera chilena, pues mi padre era un patriota amante de los asados y cuecas, las que cantaba en cada reunión familiar junto a sus amigos y tíos.

En verano, mi madre se reunía con su amiga Gladys y veían las carreras desde ese balcón comiendo deliciosas comidas chilenas que cocinaban especialmente para ellas junto a un borgoña muy heladito. En ese segundo piso había cuatro grandes  habitaciones y un baño. Por la orilla de escala se llegaba al altillo desde donde mi padre miraba la llegada de los caballos junto a sus amigos cuando corrían clásicos importantes, pues desde ahí se veía justo la meta. En el primer piso estaba  el baño bajo la escala, cuyas ventanas de vitraux daban a calle Vallenar, al igual que el sótano, la cocina, lavadero, habitación y baño de servicio. También un patio con un gran parrón y portón de garaje que igualmente daba su entrada y salida por Vallenar. Luego, hacia el lado poniente estaba ubicado un gran living y un gran comedor adornado con unas mesa de centro de mármol y un juego de living de felpa café. En las murallas del hall central había unos grandes cuadros empotrados en las murallas cuyos marcos eran de felpa café, al igual que el juego de living. Los cuadros eran litografías, dos con un cazador inglés junto a sus perros galgos, dos alusivos al Dante y Beatriz y una con dos niñas sobre pieles.

A continuación del comedor había una habitación que mi padre ambientó como un bar donde se guardaban los vinos, pues era habitual que los días de carrera fueran todos sus amigos a almorzar después de la jornada hípica en el Hipódromo Chile. Después de almuerzo se iban todos al Club Hípico de Santiago, ubicado en Blanco Encalada, donde se realizaba otra jornada hípica.

Mi madre tenía una niña que era nuestra asesora del hogar, llamada Ana, y era quien la asistía para atender a todos los amigos de mi padre. En esa época existían tres platos de comida, el menú consistía en aperitivo, consomé, entrada, plato de fondo, postre, café, bajativo. Una vez que los amigos se iban, quedaban un sin fin de vasos y platos que lavar.

Era la época de oro de mi padre.

Luego de un tiempo mi padre, con una mentalidad machista que caracterizaba a los hombres de esos años, no quiso que yo siendo mujer estuviera expuesta a tantos hombres que frecuentan los hipódromos. Por lo que compra la casa de Antonio Jacobo Vial donde hasta la fecha vive mi madre .

Recuerdo que yo siendo una niña lloraba por el cambio de casa, pues mi padre nos tenía una oveja en el jardín, puesto que es muy normal este animalito en la pesebrera de los caballos para amansarlos, y no sé porque razón la llevó hasta casa.

La casa grande pasó por varios arrendatarios que fueron deteriorando la propiedad. Primero, fue arrendada al Partido Demócrata Cristiano y le llamaron la socialdemocracia. Fue ahí donde entraron a robar y se llevaron las grandes lámparas de fierro forjado, posterior a eso un restaurante tipo picada LOS MATES GRANDES  donde mi padre era socio, al poco andar se va a quiebra pues uno de los socios se arrancó con el dinero. Luego de eso, mi padre arrienda nuevamente a otro señor que también puso un restaurante, recuerdo que le decían Don Cucho, eso ya era el año 1979, año en que mi padre jubila de preparador y fallece producto de un accidente automovilístico. Yo y mi hermano en época escolar y mi madre sola, arrienda al colegio Patrocinio El sembrador, donde ahí termina de deteriorarse la propiedad producto de la cantidad de niños que iba y que además los arrendatarios botaron murallas e hicieron salas con separación de tabiquería, sin previo aviso.

Ya a esas alturas mi madre no podía solventar una reparación total de la propiedad producto del alto costo que eso significaba y se decide vender. En el año 1997 se vende a la Familia Kast, quienes remodelaron la propiedad para abrir uno de los restaurantes de su cadena Bavaria. Posterior a eso funcionaron variados restaurantes desde un mini market hasta el último pub restaurante karaoke Manolo Palma.

Hoy tristemente se puede apreciar su desmantelamiento. Antes lucía la casa más grande e imponente de toda la Av. Hipódromo Chile. Hoy ,se ve disminuida rodeada de edificios y sin saber cuál será el futuro de la que fue una de las casonas más bellas de la época y la cual alberga mi bella historia familiar.

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