El año 2014 la comunidad del Liceo Gabriela Mistral hizo un reconocimiento a sus estudiantes detenidos desaparecidos en dictadura. Fue el 10 septiembre que la entonces presidenta Michelle Bachelet, procedió a inaugurar una placa recordatoria en memoria de María Teresa Eltit, Alfonso Chanfreau y Albano Fioraso.
La placa desapareció, en extrañas circunstancias en diciembre del año 2016, un fin de semana anterior a la rendición de la PSU, tal como nos relata el profesor Juan Kurtovic, quien fue el último en verla a las 22:00 horas de ese día viernes en el “patio memorial”. La placa fue reinstalada dos años más tarde, en el mes de septiembre, en una íntima ceremonia a la cual concurrió la generación de los años sesenta.
Cada uno de estos ex estudiantes, dejó una huella en la memoria de la comunidad escolar y del barrio Independencia, siendo recuerdo vivo de la lucha contra las injusticias y desigualdades. Las vivencias del país, la reflexión de las comunidades, junto al marcado “negacionismo” de algunos sectores políticos, unido a la incapacidad histórica por parte del Estado de reparar las heridas de un proceso traumático para el país, nos hace resignificar la memoria de estos estudiantes.
Tal como nos relata la señora Olga Porras Córdova, uno de ellos, Albano Fioraso, tuvo una vida asociada al barrio. La madre de la señora Olga era prima de la madre de Albano, la señora Inés Chau Córdova, quien guarda un registro inédito de su vida.
Albano nació en una casa de calle Echeverría a manos de una partera -tal como se estilaba por entonces-. Su vida siempre estuvo ligada al norte de la ciudad: de pequeño vivió en calle Colón, cercano a la Avenida principal, en casa de su abuela materna. La cercanía lo hizo estudiar, en sus primeros años de preparatoria, en una escuela católica que ya no existe y que se situaba en calle Olivos con Independencia. Cuenta Olga Porras que a Albano le gustaban mucho los gatos, tuvo uno negro llamado Silvestre que vivió por muchos años y que probablemente lo esperó cuando realizó su primera salida, sin sus padres a ver una película de Walt Disney al Teatro Nacional frente a calle Colón, estreno al cual asistió junto a su prima Paty.
Desde pequeño, Albano se destacó por su rendimiento académico, obteniendo excelentes notas que lo situaban en los primeros lugares, por ello, postuló al Liceo Experimental Gabriela Mistral ingresado en sexto de preparatoria y concluyendo sus estudios de licencia media a fines de la década del sesenta. Por entonces, ya era un activo militante del Movimiento de Izquierda Revolucionario, MIR, participación que profundizó en su época universitaria como estudiante de Pedagogía en Castellano.
Una vez recibido, trabajó en el INCACEA; pero fue en un Liceo Industrial que al joven profesor lo sorprendió el golpe de Estado. El bombardeo del Palacio de la Moneda provocó la muerte de su abuelo materno quien no habría soportado lo ocurrido falleciendo de un infarto. Su sepultación fue muy compleja dado el momento en que se vivía. Un velorio sin acompañantes y en silencio fue la escenografía de su adiós.
Comprometido con la causa y, -como tantos otros-, con la esperanza de alguna resistencia contra el régimen, Albano continuó vinculado a la política partidista del partido de Miguel Henríquez; por esta razón, de acuerdo al registro dado por Archivo Chile, Albano Fioraso fue detenido el 17 de junio de 1974, alrededor de las 22:30 horas, a escasos metros de su casa ubicada en calle Maruri junto a su amigo Francisco Javier Urbina Soto; quienes aparentemente se dirigían a presenciar un partido del mundial de fútbol de Alemania. Los aprehensores fueron dos Carabineros pertenecientes a la 9a. Comisaría y un civil, vecino, llamado Luis Eduardo Ortiz Farías, los que se movilizaban en un vehículo Chevrolet station wagon.
Lucía Sepúlveda en el sitio “Las historias que podemos contar” nos relata que: “A la mañana siguiente ambos fueron llevados al Hospital José Joaquín Aguirre donde se les hizo un chequeo médico y luego fueron devueltos al recinto policial. Alrededor de las 12:30 horas unos civiles procedieron a sacar al joven profesor Fioraso al patio y junto con expresarle que hacía tiempo lo buscaban, comenzaron a golpearlo, acusándolo de haber asaltado el polvorín de Renca y de repartir panfletos. De vuelta al calabozo, su amigo lo vio en mal estado físico. Después los sacaron a los dos y comenzaron a golpear nuevamente al afectado, en tanto Urbina fue interrogado en relación a Fioraso. Alrededor de las 14 horas, el profesor fue sacado por tercera vez, pero esta vez lo llevaron en un furgón Fiat en dirección desconocida. Francisco Urbina fue dejado en libertad.”
Un año más tarde, el nombre de Albano apareció en un listado de 119 chilenos muertos en Argentina, según una noticia publicada en el periódico brasileño O’DIA y la revista argentina LEA, lo que fue ampliamente publicitado también, por los medios de prensa chilenos, entre los cuales se recuerda el titular del diario La Segunda “Exterminados como ratones” que habla del nivel de desprecio y el reconocido montaje del que fueron cómplices muchos medios de prensa en Chile. De acuerdo a la noticia, algunas de las muertes habrían ocurrido en enfrentamientos con efectivos de seguridad argentinos en tanto otras habían sido producto de diferencias al interior del propio MIR.
Durante la década de los ochenta, en plena oposición internacional y acciones de solidaridad con los presos políticos y desaparecidos en Dictadura Militar, muchos actos se realizaron en distintos lugares del mundo, se renombraron calles, se inauguraron plazas y se instalaron placas en recuerdo a las víctimas de la cruel acción de los militares.
En tal contexto, se recordó a Albano Fioraso en Italia, en la Provincia de Turín, donde se instaló una placa conmemorativa a su persona y la de Manuel Vergara Segundo Taqui en el Municipio de Rivalta que indicaba lo siguiente:
“El municipio de Rivalta Bormida y el comité de los laboratorios chilenos/ dos víctimas del régimen genocida de Pinochet, un italiano y el otro chileno unidos por las ideas de justicia e igualdad para el pueblo chileno y por la paz entre los pueblos”
Diversos procesos judiciales se han abierto y cerrado en torno al crimen Albano Fioraso, pero, el manto de la impunidad lo cubrió a él del mismo modo en que lo hizo con centenares de compatriotas víctimas de la dictadura de Pinochet que aún claman por justicia.
Albano Fioraso Chau es uno de las decenas de personas que vivieron en el barrio Independencia y que dieron su vida por ideales de libertad y una sociedad más justa. Su estirpe “gabrielina” seguirá en el liceo que lo acogió por seis años, que, en un patio tranquilo y calmo, conserva su recuerdo, aunque muchos estudiantes no adviertan su presencia. Que sean estas líneas un homenaje a él y a su familia que, siempre le recordará como al joven de sonrisa fácil, alegre, cariñoso y con gran sentido del humor.