LISITA MORENO, LA BASQUETBOLISTA DEL BARRIO INDEPENDENCIA

La historia de Basilisa Moreno, (también llamada Alicia o Lisita) es la de tantas mujeres cuya vida se ha teñido con el manto del olvido debido a que sus logros han sufrido la amnesia voluntaria de las sociedades patriarcales. Nacida en una época en donde el reconocimiento a las actividades de las mujeres era más bien una quimera, Lisita tuvo que luchar por destacar en una sociedad y en un mundo de hombres.

En la década de los treinta en Chile -época que da contexto a esta historia- los derechos y la vida pública de las mujeres se encontraba limitado a tal nivel, que ni siquiera tenían acceso al voto. Vistas como menores de edad en términos de ciudadanía, solo consiguieron por ley su derecho a sufragar en las elecciones presidenciales con la firma de la ley el 8 de enero de 1949, aunque en la década del cuarenta sí pudieron hacerlo para elegir alcaldes y regidores. Es por esta razón que la figura y presencia de muchas mujeres relevantes ha quedado perdida en el tiempo; y, si esto ha ocurrido a nivel país, lo es aún desde la historia local de los territorios.

Contar la historia de Alicia Moreno hoy es posible gracias al recuerdo de los suyos, en particular de su hija Alicia Blake Moreno, una “Gabrielina” (apodo que reciben los estudiantes del Liceo Gabriela Mistral) de tomo y lomo, quien se ha dado a la tarea, no solo de relevar la historia de su madre como una de las artífices del desarrollo del básquetbol femenino en Chile, sino que de contribuir a nutrir el inmenso bagaje patrimonial con que cuenta el Barrio Independencia.

Alicia Moreno vistiendo la tricota del Baquedano. Década de los treinta, archivo de Alicia Blake Moreno.

 

En la memoria de Alicia Blake, resuenan aún las palabras de su madre, quien le contaba sobre sus inicios en el deporte del baloncesto: «yo era flaca y asustadiza como laucha hasta que comencé a hacer deporte. Así desarrollé mi cuerpo y mi personalidad”.

Moreno, vivió sus primeros años de vida en una casa ubicada en la calle Barros Arana (hoy Santiago Arcos), casi frente a la actual “Panadería El sol, y desde donde veía correr el Canal La Punta al final del sitio, el que aún no se encontraba canalizado. Sus primeros años de estudio los realizó en el colegio Barros Arana (situado en la calle homónima, al llegar a Las Cañas) para luego cambiarse al Liceo 7 de niñas.

Lisita Moreno caminando por las calles del barrio. Archivo de Alicia Blake Moreno.

 

Se vinculó desde muy joven al deporte. Sus primeras armas en las ramas deportivas las hizo en el Club Deportivo General Baquedano cuyas canchas se encontraban ubicadas frente a la calle Padre Las Casas, en los terrenos donde posteriormente se construiría el Barrio Central. En este club era posible practicar fútbol y básquetbol, contaba con una pista de atletismo y un ring para box. Este último se encontraba en la calle Vivaceta entre lo que hoy es Río Jáchal y Antonio J. Vial. De acuerdo al  relato de Alicia “las chiquillas del barrio formaron el equipo de básquetbol, en una cancha de tierra, con una pelota de fútbol y unos zunchos de aros”.

Las canchas del Baquedano, tenían rama de atletismo, fútbol y básquetbol. Década de los treinta. Archivo de Alicia Blake.

 

Equipo del General Baquedano, año 1933. Archivo de Alicia Blake Moreno.

 

El Deportivo Baquedano tuvo una destacada participación en eventos del barrio y también, en otros de carácter nacional tan importantes como la inauguración del estadio Nacional en diciembre del año 1938, en el que se destinarían 70 hectáreas de terreno a la práctica de distintas actividades deportivas, junto a graderías que podrán recibir hasta 52.000 personas cómodamente sentadas, además de canchas de básquetbol, ring para la práctica del box y dos piscinas, una de ellas para uso público. El día de la inauguración, Alicia junto a otras integrantes del club deportivo, compitió en las pruebas de 80 metros vallas, la posta 4×100, y el lanzamiento de disco, bala y jabalina, en lo que sería el primer evento realizado en el “Coloso de Ñuñoa”.

En inauguración del estadio Nacional. De izquierda a derecha la tercera en cuclillas es Alicia Moreno.

 

De ahí en más, el deporte fue parte fundamental en la vida de Alicia, específicamente el básquetbol que la llevó a destacar como seleccionada por Santiago y posteriormente, de Chile. En 1937 el país se preparaba para el primer Campeonato Nacional del Básquetbol Femenino, el cual contó con un trofeo donado por el mismísimo presidente Arturo Alessandri Palma; ese mismo año, Anita Lizana conquistaba su mítico triunfo en Forrest Hill, era una época en la que los deportes ocupaban las páginas de todos los periódicos.

El torneo de básquetbol en el que participó Alicia convocó a diez equipos que llegaron desde distintas regiones del país; así lo señalaba El Mercurio:  «Con jugadoras de cartel en sus provincias» de las cuales “ha sido muy difícil conseguir de los padres el permiso necesario para trasladar a esta ciudad a las que, a juicio de los profesores, debían integrar el equipo representativo».  A la final del torneo llegaron los combinados de Santiago y Valparaíso, que se dan cita en el gimnasio Tracción Eléctrica, el 19 de septiembre de 1937, no obstante, la prolongada lluvia que cae sobre la capital mientras se disputaba el encuentro, obliga a suspender la brega cuando el quinteto porteño aventajaba a las santiaguinas 8-6 en el marcador. El partido fue reprogramado para el domingo siguiente, pero el quinteto del puerto no se presentó aduciendo no haber accedido a la postergación.

Campeonato Santiago contra Valparaíso octubre 1937, recorte de prensa. Archivo Alicia Blake Moreno.

 

Este hecho transformó al equipo de Santiago en el primer Campeón Nacional. Así, Yolanda Carrasco, Alicia Moreno, Haydée Piñeiro, Natividad Segovia, Elba Parra y Zulema Lizana se quedaron con la copa. Nueve años más tarde, en 1946, Chile se coronó Campeón Sudamericano de Básquetbol donde Zulema Lizana, quien fuera compañera de Alicia en el campeonato Nacional de 1937, se convirtió en una de las grandes figuras del torneo.

Primer Campeonato Sudamericano de Básquetbol Femenino. Revista Estadio, junio de 1946.

 

Pasaje aéreo al sudamericano de Buenos Aires. Archivo de Alicia Blake Moreno.

 

Primera Selección Nacional de Básquetbol Femenino. Campeonato Sudamericano de Buenos Aires, 1948. Archivo de Alicia Blake Moreno. Algunas de sus integrantes eran : Zulema Lizana, Adriana Piñeiro, Yolanda Penelli, Yolanda Carrasco, Olga Fierro, Consuelo Olea, Emilia González, Eliana Opazo, Elizabeth Marcus, Caty Meyer, Alicia Moreno, la última de la derecha.

 

La carrera de Alicia siguió sumando laureles con su participación en el campeonato sudamericano de Buenos Aires en 1948 donde Chile resultó subcampeón tras perder frente a las locales, quienes le arrebataron la corona a las chilenas que venían de “campeonar” dos años antes en la primera cita continental.

El aporte de la Sra. Moreno al básquetbol nacional fue significativo no solo por practicar este naciente deporte, sino porque además contribuyó fervientemente a su promoción y difusión entre la población femenina de todo el país. Alicia participó en giras por distintas ciudades del país con el fin de incentivar el básquetbol femenino, en una época en que la mayoría de los deportes eran practicados mayoritariamente por hombres. Su labor, junto al de otras entusiastas deportistas, le valió ser reconocida por la Federación Femenina de Básquetbol de Chile por el “perfeccionamiento físico y moral de la población femenina”.

Diploma de la Federación, año 1954. Archivo de Alicia Blake Moreno.

 

Alicia Moreno destacó en el país de hace ocho décadas, un país en el cual las mujeres luchaban por su “derecho a voto”, un país en el cual los hombres eran quienes mayoritariamente llenaban las páginas del deporte o la política y eran, por cierto, los dueños de los aplausos. Las mujeres, en tanto, estaban invisibilizadas y ausentes de la vida pública.

Por ello que, su emergente lucha por la obtención de los derechos sociales y políticos, así como cualquier participación que tuvieran en distintos ámbitos del acontecer nacional son de una gran relevancia. Su historia de destacada deportista y de vecina comprometida, se mantuvo por décadas en el silencio del anonimato obligado. Poco sabríamos de su apoyo para formar la biblioteca del club Santa Teresita o la ayuda que prestaba para traducir textos en inglés a quien lo necesitara, pero que hoy podemos poner en valor gracias al relato que nos entrega su hija y que hoy, nos permite reconocerla como una de las mujeres más importante de la historia del barrio Independencia durante el siglo XX.

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