La persecución a las ideas políticas o religiosas ha sido una constante en muchos periodos de la historia. Estos hechos se han acrecentado, considerablemente desde el siglo XX cuando las posturas políticas se enfrentan en distintos escenarios que devienen en procesos sociales de tensión, que muchas veces, desembocan en regímenes totalitarios.
Así, las diversas expresiones emanadas del arte y la cultura son perseguidas, censurando a la obra o persiguiendo a su autor. La primera expresión tiene por objetivo borrar la memoria de esa obra, artística o literaria, arrancar o quemar sus hojas, lo que para para quienes realizan la acción significa un “acto de purificación”. Estos sucesos que en principio son conocidos desde Europa, también van a tener sus expresiones locales en América Latina.
La muestra más multitudinaria en el viejo continente se gestó la tarde del 10 de mayo de 1933, una multitud de 70 mil personas que se reunieron en el Oprenplatz de Berlín, la plaza frente al edificio de la ópera, en donde se dieron cita estudiantes universitarios quienes llegaron con más de 20 mil libros en carretillas y camiones. Textos de autores como Reine y Mann eran apilados en la hoguera que, según los jerarcas Nazis, constituían el espíritu de lo NO alemán. El fuego sería el símbolo de purificación contra todo lo contrario al régimen Nazi.
Este violento acto también tuvo sus expresiones en Latinoamérica como fue el caso de la escuela secundaria comercial “Manuel Belgrano” de Córdoba, Argentina, un 2 de abril de 1976. Este sitio junto a otros se suma a los casos de Entre Ríos, Capital Federal (90 mil libros quemados en Palermo), Rosario (80 mil libros) y, en 1980, se produjo la destrucción de 1 millón y medio de libros y revistas editados por la CEAL (Centro de Estudios de América Latina).
Estas acciones de censura también se produjeron en Chile, y si bien existen algunos registros como los de Las Torres San Borja, es probable que también hayan ocurrido en otros lugares que no han quedado registrados hasta ahora. En Santiago, como fue en Alemania que el evento se transmitió en directo por la radio oficial, se utilizó los medios de prensa como la televisión quien transmitió por la señal en directo de Canal 13. El registro visual de dichos sucesos fue realizado por la prensa francesa, el que es hasta hoy, uno de los pocos testimonios al respecto. El contexto que origina la “quema de libros” fue el allanamiento de la Remodelación San Borja el 23 de septiembre de 1973, allí los textos de Marx, Lenin y el mismo Neruda ardieron en uno de las acciones censuradoras de comienzos del régimen militar.
Estas prácticas de censura y amedrentamiento, fueron usuales y se dieron en paralelo en distintos lugares como fue el caso de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, que en palabras de la Doctora María de La Fuente recordamos: “probablemente fue entre los días 20 o 21 de septiembre que se da el aviso escrito y luego a viva voz de entregar todos los libros relacionados con marxismo, proletariado o socialismo”, fue entonces que se hizo una pira de libros en uno de los patios interiores de la facultad, que hoy es el interior del jardín infantil. Allí fue llevado todo tipo de documentación considerada sediciosa, desde tesis que hablaban de comunidad, hasta títulos como “La orquesta roja”, “La serie roja” (un libro acerca de los glóbulos rojos), El Libro Rojo de Mao Tse Tung, incluso manuales de “Primeros auxilios” o “Folletos para jardines infantiles”.
Al parecer, el humo que emanó de los libros atiborrados en el patio les sugirió a los militares una estrategia distinta, por lo cual, al día siguiente, le ordenaron a los docentes y funcionarios que llevaran los libros a la entrada de la facultad, lugar desde el cual se los llevaron.
Muchos docentes recuerdan ese día con gran tristeza, el exterminio de la cultura era un sinsentido toda vez que ocurría al interior de la universidad, lugar donde la cultura se desarrolla y debe prevalecer. La quema de libros era no solo una acción de exterminio de las ideas, sino que la muestra real de que con ello se cercenaba la cultura, en la casa de estudios más antigua del país.
La quema de libros era una de las acciones que los militares veían como parte de su idea de extirpar el marxismo de la sociedad chilena.
Texto editado del proyecto “Rutas de los Derechos Humanos de Independencia”, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile. Autores: Dante Figueroa y Annette García. Independencia Cultural y La Cañadilla.