El Día de los Patrimonios, el evento cultural más importante de Chile, ofreció más de tres mil actividades en todo el país. En la comuna de Independencia, la celebración del domingo 26 de mayo comenzó con lluvia, pero a medida que avanzó la mañana, el clima mejoró, culminando en un brillante día soleado que acompañó a los visitantes.
En una gestión conjunta entre la Corporación de Cultura y Patrimonio de Independencia y Cultura Mapocho, este año se abrieron las puertas de tres espacios emblemáticos: el Estadio Santa Laura, el Monasterio del Carmen Bajo de San Rafael y la ex Fábrica de Cerveza Andrés Ebner. Estos recintos, que normalmente no son accesibles al público, recibieron a cerca de 1,500 personas que, de manera gratuita y bajo la guía de mediadores expertos en historia local, pudieron conocer parte de su rica historia.
La celebración fue posible gracias a la colaboración con el Club Deportivo Unión Española, el Mall Barrio Independencia, y la Vicaría de la Zona Norte del Arzobispado de Santiago, todas comprometidas en rescatar y promover el valioso acervo histórico y patrimonial de este icónico territorio, parte de la antigua Chimba.
El Monasterio del Carmen Bajo, fundado en 1767, enfrentó daños significativos a lo largo de su historia debido a inundaciones y terremotos. Fue reconstruido en 1870 por Fermín Vivaceta, quien añadió la icónica imagen del Arcángel Rafael en su torre. En 1983, fue declarado Monumento Nacional por su relevancia histórica y arquitectónica. Julio Alarcón, uno de los mediadores del monasterio, destacó que “incluso con la lluvia, se acercó gente desde primera hora de la mañana a visitar este Monumento Histórico”. Asimismo, Alarcón subrayó que, “a pesar de ser un espacio reconocido, es en gran medida desconocido para muchos, ya que no siempre está abierto al público, siendo ésta una oportunidad única”.
Mónica, vecina de la comuna, expresó su entusiasmo por la apertura del monasterio: “Siempre paso por aquí y tenía mucha curiosidad de ver este monumento por dentro. Ojalá pudieran abrirlo más seguido para incentivar a la gente a conocer este lugar tan bonito y con una historia tan linda”. “Lo que más me gustó conocer es que fue un convento (de religiosas) y una de esas mujeres dejó un legado por escrito sobre la inundación del Mapocho”, agregó refiriéndose al relato de Sor Tadea de San Joaquín; escrito en 1783 que dio inicio a la literatura femenina en Chile.
Mientras tanto, ubicada en el Mall Barrio Independencia, la ex fábrica Ebner, fundada en 1880, se distinguió por su producción de cerveza y su exportación a América Latina. Lorena Moya, mediadora en la ex cervecería, destacó que, tras las visitas, el público pudo llevarse tres conclusiones importantes: “La primera es sobre el valor arquitectónico que tiene el edificio, por otro lado, el valor social que nos aportan los trabajadores y trabajadores de la época y, finalmente, el valor económico, ya que fue una de las industrias más importantes del siglo XIX”.
Por su parte, Domi, quien visitó este “patrimonio industrial” compartió que lo más interesante para ella fue que “podamos conocer que aquí vivió gente, que trabajó en estos lugares y que desarrolló el país, pero sobre todo que es un lugar que habla, que tiene memoria”.
Inserto en la Zona Típica Barrio Plaza Chacabuco, el Estadio Santa Laura y su castillo se erigen como antiguos vecinos del barrio Independencia, testigos de los cambios y transformaciones urbanas que han tenido lugar desde su inauguración en 1923. Conocido como el “fortín rojo”, albergó el primer partido de fútbol profesional en Chile una década después. Hasta la construcción del Estadio Nacional, fue el principal recinto deportivo de la capital, con canchas de tenis, piscina y velódromo.
Desde este recinto deportivo, Dante Figueroa, encargado del Área de Patrimonio de Independencia Cultural, destacó de la jornada que “lo más interesante fue cómo logramos hablar no solo de fútbol, sino también de otros deportes, actividades culturales y políticas que se integraron en el entorno urbano”. “El Santa Laura es parte de la identidad del barrio y la comunidad, y eso nos deja muy contentos”, concluyó.
Finalmente, Lydia Reina, vecina de Recoleta, quien visitó el estadio por primera vez con su hijo comentó al salir: “Lo que más me gustó fue la cancha, se ve que los jugadores están muy cerca para observarlos. Me voy feliz”.
La jornada fue un éxito rotundo, resaltando el valor de la colaboración entre organizaciones que comparten territorio, en la preservación y difusión del patrimonio cultural.