Independencia es tierra de leyenda, tierra de historia centenaria, sector conocido como lugar de obispos y terruño de las primeras órdenes religiosas, origen de los primeros establecimientos de Salud, espacio de deporte, de diversión y espectáculo de teatros y cines. Ella es tierra de Chingana donde sonaba la vihuela y se zapateaba la cueca en la Fonda del Arenal, y en donde la contemporánea Carlina con su merecumbe y chachacha avivaban la bohemia de Santiago en Vivaceta 1226.
El pasado de la avenida se remonta al siglo XV cuando es parte del tramo sur del «Qhapak Ñan» o “Camino del Inca”, denominado “Camino de Chile” por el imperio pre-colombino. Luego fue la vía de ingreso a los territorios del Mapocho y paso obligado de los conquistadores españoles durante el siglo XVI. Por allí paso
Diego de Almagro, y por el mismo lugar transito Pedro de Valdivia, quien fundaría la ciudad de Santiago.
Avanzados los años coloniales, la acción del río, y sus constantes crecidas, en tanto, le valieron el apodo de “La Cañada pequeña” (La Cañada era el nombre por el cual era conocida la actual Alameda Bernardo O’higgins), así, fueron los lugareños quienes, posteriormente, la denominarían “La Cañadilla”, a lo que oficialmente se conocía como “Camino del Rey” o “Real de la Cañadilla”.
La Cañadilla, como se le conoció, por muchos años al sector de este lado de La Chimba, se caracterizó por ser el paso y ruta de todas las caravanas que entraban y salían de Santiago rumbo al norte de la Capitanía y hacia los virreinatos del Perú y de la Plata, por lo tanto, fue vía exclusiva de comerciantes y carruajes de toda índole durante el periodo colonial, es decir, ocupó el lugar que hoy tiene la Ruta 5(Carretera Panamericana).
La Cañadilla es durante el siglo XIX todavía ruta obligada hacia allende los Andes y fue el camino que recorrieron los desdichados patriotas luego de la derrota del Desastre de Rancagua camino a Mendoza. Por allí mismo, regresaron victoriosas las huestes de San Martín y O’higgins luego del triunfo de Chacabuco quienes de regreso a la capital fueron recibidos en la arteria multitudinariamente con vítores y hurras con las sonoras 4 campanadas de la Iglesia La Estampa, que de fondo se escuchaban..
La gesta independentista marcará a fuego el nombre de la avenida, el mismo Bernardo O’higgins, intentando retribuir el gesto solidario de los argentinos para con los refugiados patriotas no dudo en denominarla por un lapso como Buenos Aires, nombre que nunca pudo reemplazar al usado por el pueblo: La Cañadilla, cambio que ocurrió solo cuando el Presidente Manuel Bulnes le asignara su actual nombre: Independencia.
La historia de Independencia es la historia de su principal arteria, pero también la de sus calles vecinas y antiguos callejones coloniales, como Carrión, Olivos, El Guanaco y Las Hornillas, así como, de los próceres de la Emancipación nacional: Picarte, Borgoño, Lastra, Rivera, Maruri, Rivera, entre otros.
Nuestra actual Avenida Independencia, heredera del sendero más antiguo de la ciudad y por lo tanto testigo de historias, aventuras, accidentes y la vida de héroes, bandidos, deportistas, artistas y trabajadores, es tierra de entereza, de esfuerzo, de empuje y tesón de la clase trabajadora, de gremios, de tranviarios, taxistas, y obreros, tierra de migrantes, de españoles, italianos, árabes y en el presente de hermanos de distintos lugares de la patria grande Latinoamérica, lo cual convierte a Independencia como el testigo viviente de la historia nacional.
Profesor Zañartu 1185,
Independencia
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