La calle Independencia tiene una importancia bastante reconocida, no tan sólo por sus orígenes, donde formó parte del antiguo camino del Inca y, posteriormente, la Cañadilla, sino que también, por su relación con el hito emancipador, al que debe su nombre actual; pero no es la única calle que se vincula con este hecho histórico.
Las calles situadas más cerca del río Mapocho –aquella frontera natural del antiguo territorio de la Chimba- llevan los nombres de coroneles y generales de la gesta libertaria, como Lastra, Rivera, Prieto, Maruri y Borgoño, entre tantos otros, denominados así por el intendente de Santiago Benjamín Vicuña Mackenna como una forma de conmemorar la llegada del Ejército Libertador triunfante desde la batalla de Chacabuco, por esta misma vía.
Más hacia el norte, la apertura de calles y caminos se produce durante las primeras décadas del siglo XX, en conjunto con el crecimiento de la trama urbana que fue extendiéndose hacia el norte con la formación de chacras y quintas que le fueron dando vida al llamado Barrio Independencia. De manera que, para el Santiago republicano, los callejones de Olivos, Carriones, o de las Hornillas, fueron importantes vías de conectividad.

El primero de ellos, recibe su nombre de la propiedad que poseía el comerciante y alguacil mayor del Santo Oficio, Nicolás Olivos Hurtado. Actualmente, el nombre de este antiguo callejón se conserva, ligado a la historia de la “estampa volada”, un evento que motivó la construcción del templo de la Estampa de Nuestra Señora del Carmen. (Pueden leer más sobre esta historia en el artículo “El Callejón de Olivos”, 2019 en https://www.independenciacultural.cl/2019/08/08/el-callejon-de-olivos/).
El segundo de ellos, es el callejón de Carrión, cuyo trazado es observable en las representaciones cartográficas de Claudio Gay de 1831 y en la del arquitecto francés contratado por encargo del gobierno, Juan Herbage, en 1841. A Herbage, al igual que el arquitecto Francoise Brunet de Baines, se les había encargado la misión de diseñar los planos de importantes obras para la ciudad.
En la representación cartográfica de Herbage, se observa la existencia del mencionado Callejón de Carrión hacia el poniente. Hacia el nororiente, aparece la calle Panteón, único sendero hacia el Cementerio General (recordemos que la avenida La Paz se abrió en la primera década del siglo XX). También se identifican dos grandes «alamedas» al otro lado del río: La Cañadilla y La Recoleta. No se advierten más calles, pero sí se distinguen muchos sitios o amplios predios denominados potreros.

En las décadas venideras, el sector norte de la ciudad es representado en diversas planimetrías. En particular, los trabajos de Ansart (1875), la litografía de Carlos Brandt (1878), y la Jeografía descriptiva de la República de Chile de Enrique Espinoza (1897). Todas ellas constituyen buenas fuentes para estudiar el territorio.
En el primero de ellos, elaborado por Ernesto Ansart a solicitud de Benjamín Vicuña Mackenna, se distinguen las calles dedicadas a próceres de la Independencia. Hacia el oriente, aparecen el Carmen Bajo, el Circo y las calles Dávila y Echeverría. En la zona norponiente, se encuentran el Callejón de Las Hornillas, la calle del Norte y la calle del Carrión, que, según el plano, marcaría el límite de la traza urbana. Por su parte, la calle Panteón define el límite nororiente. Esta misma lógica se refleja en la litografía de Brandt, realizada tres años después, donde se reconocen las mismas calles e hitos existentes.

A partir de la información entregada por el Censo General de Chile del año 1895, se evidencian las principales transformaciones del entorno, las que también son distinguibles en el mencionado plano de Enrique Espinoza (1897). Una de ellas, es la denominación de calle Independencia a la principal avenida de la comuna de La Cañadilla, una de las 16 comunas perteneciente al departamento de Santiago. La Cañadilla, formaba parte del incipiente barrio Independencia, integrando una de las 10 subdelegaciones urbanas pertenecientes a la Municipalidad de Santiago, con una población de poco más de 26 mil personas.
Ya a fines del siglo XIX, la actual calle Carrión tenía una presencia notable como uno de los corredores que conectaba la avenida con la actual comuna de Renca. De hecho, Justo Abel Rosales, en su libro “La Cañadilla de Santiago” (1887), la describe como el Callejón de Carrión o Camino de Renca, que conectaba al poniente con el Callejón de Las Hornillas. El nombre de esta vía, que pasó de sendero a calle, proviene del conquistador Vicente Carrión y Montesinos, quien llegó a América en 1593 y luego se trasladó desde Perú a Chile. Posteriormente, uno de sus descendientes se habría establecido en esta calle, rodeada en ese entonces de viñedos y arboledas. Esta información se complementa con el interesante artículo “Sobre la calle Carrión y la bartelonesis”(2019), escrito por Carlos Osorio Abarzúa del Programa de Microbiología y Micología, Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM), Facultad de Medicina, Universidad de Chile.

Utilizando fuentes fechadas en 1972 de los “Archivos de escribanos” y “Notarios Públicos”, Carlos Osorio identifica a los primeros habitantes de la calle, herederos de Vicente Carrión. Agustín Carrión Briones, nieto del primer peninsular de dicho apellido en Chile, heredó la propiedad a Tadeo Carrión en 1812, según consta en el testamento de Agustín; es decir, en pleno proceso independentista. Los hijos de Tadeo subdividieron la propiedad en varias quintas. Esta explicación concuerda con la denominación registrada en 1831 en el plano de Claudio Gay, que lo reconoce como el Callejón de Carriones.
Al norte de esta importante arteria se localiza actual calle Nueva de Matte, reconocible en los planos creados en los últimos años del siglo XIX. Su toponimia, está asociada a la familia Matte, que adquirió los terrenos de la Chacra Lo Sánchez de los herederos del primer dueño del predio, el español José Teodoro Sánchez de Loria. José Sánches, llegó a Chile el año 1785, tras ser nombrado por el Rey de España, para ejercer el cargo de oidor de la Real Audiencia.

La familia Matte tenía su casa de veraneo en el interior de la chacra, casi en el límite norte de la ciudad. Allí, en más de una ocasión, debió residir el exministro Augusto Matte, padre de la primera escultora chilena, Rebeca Matte. El nacimiento de Rebeca dejó a su madre, Rebeca Bello, en un delicado estado de salud, lo que la obligó a permanecer recluida de por vida en la casa de veraneo de los Matte.
La presencia de esta familia fue decisiva para darle identidad al entorno, algo que se puede comprobar en las cartografías que registran la existencia de la calle Nueva de Matte. A comienzos del siglo XX, esta calle se constituía en el límite norte de la ciudad de Santiago. Es importante recordar que Conchalí y Huechuraba eran considerados “lugarejos”, según la expresión utilizada en la Jeografía descriptiva de la república de Chile. Estos “lugares o caseríos, pequeñas poblaciones diseminadas, pero en situaciones pintorescas”, al igual que las chacras que rodeaban Santiago, como la “chacra La Palma o los suburbios de Lo Negrete«.

Esto se corrobora con lo señalado por “El Mercurio” en noviembre de 1906, cuando se inauguró el Hipódromo de Chile. En ese momento, la pista de arena se encontraba cerca de lo que hoy es la Plaza Chacabuco, aunque en esa época aún no se había emplazado allí: “los asistentes pueden concurrir tomando el carro número 6, que viene desde 21 de mayo, puente Bandera e Independencia para terminar en calle Nueva de Matte y caminar un par de calles para encontrarse con el recinto”.

En los años posteriores al centenario, el trazado urbano se extiende en las cercanías del recinto hípico. Este hito fue fundamental para otorgarle una mayor importancia al entorno. Junto con ello, se abrirán nuevas calles, como la actual calle Hipódromo Chile, tal como se observa en el plano de Nicanor Boloña de 1911.

Durante la década de los veinte, la chacra Lo Sánchez continúa siendo loteada, con ello, se crean nuevas calles como Venecia, observable en el plano de 1924, y Palermo, en la siguiente década.


La última arteria que completó el circuito cercano a la calle Nueva de Matte fue la calle Los Nidos, que se aprecia con claridad en el plano de Carteros de 1932. Es plausible hipotetizar que esta calle se diseñó después de la muerte de Rebeca Matte en 1929, aunque su obra en honor a su hija había comenzado tres años antes. En su testamento, Rebeca Matte legó sus bienes para la creación de una institución benéfica para la niñez, la Fundación Lily Iñíguez. La repatriación de sus restos en 1931 podría haber sido el momento propicio para nombrar la calle donde se encontraba la casa de Lily. El nombre no es casual, ya que un primer nido de esa casona había albergado de por vida a su madre, Rebeca Bello, descendiente del primer rector de la Universidad de Chile, Andrés Bello, fallecido en 1922. Solo pasaron cuatro años para que su hija Lily tuviera la misma suerte; la calle Los Nidos se convirtió en un segundo nido que perpetuaría la memoria de su única hija. Ambas figuras perduran en la antigua casona ubicada en la calle Los Nidos, que existe desde la década de 1930.

